La razón de que los
problemas se desenfrenen —como quien dice— es que el individuo carga el
problema o situación con miedo. Esto le da cierta actividad poderosa. En
realidad, se debería procurar llevar a cabo justamente la actividad opuesta, quitándole
todo poder. El miedo es un sentimiento, y el sentimiento siempre es una energía
vitalizadora. Hay dos tipos diferentes de sentimientos que vitalizan
tremendamente, y estos son el miedo y el odio. En vez de darle poder a un
problema —y, por ende, vitalizarlo—, se debería quitarle toda energía
sostenedora y dejarlo indefenso.
El hecho de la
cuestión es que todos estos llamados “problemas” son creaciones de la mente
externa o de leyes establecidas por la humanidad a través del ser externo.
Mediante estas leyes humanas, las personas se atormentan entre sí o tratan de
obligar a un individuo a hacer por otro lo que él o ella aparentemente no están
en capacidad de hacer, porque están imperando leyes externas y artificiales en
vez de las Divinas. Si cada individuo se volviera con toda sinceridad y pidiera
que el Amor y Sabiduría de Dios lo dirigiera en todo momento, y viviera de
acuerdo con ello, en menos de un año —posiblemente en seis meses— no habría ni
un sólo problema que la humanidad tuviera que encarar.
Cuando quieres que algo se realice, bueno es afirmarlo; pero también es
bueno escribirlo y decir, «Dios mío, Magna Presencia “YO SOY” ¡Procura que esto
se realice! Si en algún momento crees haber cometido un error, asume siempre
esta posición y afirma que sólo el bien puede resultar de ello. Sabe siempre
que Dios dirige todas tus decisiones con Sabiduría, y que de hecho tú decides
rápida y correctamente la Cosa Perfecta que hacer, y luego la haces.
extraìdo de "instrucciòn de un Maestro Ascendido" del Amado Maestro Ascendido Saint Germain
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